Las algas son un grupo de vegetales acuáticos que producen una enorme cantidad de oxígeno y son una fuente indispensable para la vida marina. Las algas se encuentran aclimatadas a diversas situaciones ambientales y han establecido mecanismos para proteger su ADN de elementos dañinos como los rayos UV. Algunas de estas propiedades restauradoras y protectoras se pueden transferir a la piel, con el efecto consecuente de desaceleración del envejecimiento.

De las 25.000 especies que existen solamente alrededor de 20 se utilizan en tratamientos estéticos, siendo las más usadas las algas pardas, las verdes y las rojas. Los extractos acuosos son la forma más común de usar las algas en cosmética y se obtienen a partir de la rehidratación de algas secas.

De acuerdo a su composición, las algas poseen las siguientes propiedades:

1.Hidratantes : liberan unas sustancias gelatinosas (polisacáridos) que ayudan a aportar agua a la dermis.

2.Tonificantes:  aportan minerales, aumentan la elasticidad y el tono de la piel disminuyendo su flacidez.

3.Antioxidantes: contienen compuestos antioxidantes que actúan como mecanismo de defensa frente a las agresiones de los radicales libres.

4.Depurativa: estimulan la circulación y favorecen la eliminación de toxinas.

5.Nutritivas: las algas contienen glúcidos, lípidos, proteínas, minerales y oligoelementos que son directamente asimilables por las células cutáneas.

 

 

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